"Jesús revela la naturaleza de Dios como la de un gran Padre que nunca se da por vencido hasta no disolver el pecado y subyugar el rechazo, con la compasión y la misericordia. Conozcamos estas parábolas, tres en particular: la de la oveja y la de la moneda perdidas, y la del padre y sus dos hijos (cf Lc 15, 1-32). En estas parábolas, Dios siempre es presentado como lleno de gozo, especialmente cuando persona. En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque la misericordia es presentada como la fuerza que todo vence, que llena el corazón de amor y que consuela con el perdón". (MV 9)